Demon Slayer y el arte de huir hacia adelante
Escuché la frase “huir hacia adelante” por primera vez hace un par de semanas y la noté resonar en mí. Significa persistir en lo que estás haciendo, ignorando todas las señales que te advierten de que vas por mal camino. Aunque puede tener connotaciones nada halagadoras, también tiene detrás la persistencia de quien se niega a cambiar de rumbo.
Imagina que
tienes por objetivo cruzar una puerta que está a quinientos metros de donde
estás parado. Quieres llegar allí y eso es lo único que te importa. Sin embargo,
esos quinientos metros no son fáciles. Están llenos de letreros rojos con
letras mayúsculas advirtiendo del peligro. La puerta misma tiene una señal de
no pasar. Aún así decides caminar hacia allí. La cosa se empieza poner difícil.
El tramo está lleno de obstáculos que la poca iluminación no te deja ver con
claridad. Comienzas a escuchar gritos, disparos. Todo te dice que harías mejor
en darte la vuelta o desviarte de la ruta. Pero tú sigues. Lejos de desistir,
te echas a correr hacia la puerta con todas tus fuerzas, sin importante que
vayas a tropezones. Eso es huir hacia adelante.
Tanjiro, el
protagonista de Demon Slayer, es un personaje que encarna este tipo de huida. A
lo largo del anime, tiene que enfrentarse a distintos demonios, cada uno más
fuerte que el anterior, e intentar decapitarlos para matarlos e impedir que
sigan asesinando a más personas inocentes. Tanjiro se enfrenta una y otra vez a
situaciones imposibles. Sus enemigos suelen ser más fuertes que él y se
recuperan rápidamente de sus heridas.
[Si no has visto
la segunda temporada y no quieres spoilers, te recomiendo que te saltes el próximo párrafo.]
En la segunda
temporada, pasa algo inusual en la estructura típica de las batallas que nos
habían mostrado. Un demonio vence a los cazadores y asesina al nuevo maestro de
Tanjiro, quien además era uno de los líderes de los cazadores de demonios. Los
personajes se dan cuenta de su propia debilidad de una forma cruel. Su
entrenamiento, que ha sido un infierno, no ha sido suficiente. Podrían decidir
retirarse, porque saben que pueden morir. Es más, en cada batalla podrían darse
la vuelta y huir. Pero deciden comenzar a entrenar. Y siguen. Y la próxima vez
que se enfrentan a un demonio poderoso, que va ganando, están dispuestos a
morir en la batalla.
Por supuesto, el
anime tiende a darnos una visión en la que huir hacia adelante es siempre la
mejor respuesta posible. Seguir luchando sin importar los obstáculos. Lo que me
gusta de Demon Slayer es que muestra las consecuencias de huir dando la espalda
y de huir hacia adelante, y ninguna de ellas (al menos hasta el último capítulo
de la segunda temporada) es precisamente deseable.
Pensaba en este
concepto como una forma de enfrentar la frustración. Porque, ¿acaso nos quedan
muchas opciones más cuando nos enfrentamos cara a cara con nuestra propia
insuficiencia?
El problema es
que huir hacia adelante es algo que nos pone en riesgo mucho más allá de las
señales, porque puede convertirse también en una manera de buscar los fines sin
importar los medios. Podemos llegar a convertirnos en personas a quienes les
importa poco pasar por encima de otros, o entrar en el círculo vicioso de la
autoexplotación.
Huir hacia adelante
es todo un arte. Implica práctica, atención, valentía, cuidado. Bien ejecutado,
puede salvarnos de una situación compleja. Mal ejecutado puede llevarnos directo
al abismo.
Me gusta la forma
como lo presentan en el personaje de Tanjiro porque Tanjiro es, ante todo, un
tipo generoso, amable, y muy consciente del dolor propio y ajeno. Su camino es
su propia forma de enfrentar el duelo de haber perdido a casi toda su familia a
manos de los demonios, pero no deshumaniza a sus supuestos enemigos, no deja de
percibir el sufrimiento por el que atravesaron mientras eran todavía humanos y
busca encontrar la manera de ayudarles. No huye hacia adelante sin más, lo hace
como una estrategia que le permite sostenerse a sí mismo, ir más allá de sus
propios límites, protegiendo en todo momento su sensibilidad.
Ver Demon Slayer
y reflexionar sobre el arte de huir hacia adelante me ha hecho pensar sobre mi
propia vida, sobre mi manera de enfrentar mis propias frustraciones y lidiar
con mi sensación de insuficiencia. Como Tanjiro, hay momentos en los que no me
queda más que echarme a llorar un buen rato. Pero, también como Tanjiro, hay
una voz en mí que surge de entre las lágrimas y los reproches para decirme que
me levante y siga adelante, que me recuerda que es momento de entrenar de
nuevo, para volver a fallar de nuevo, a toparme una y otra vez con mis propias
limitaciones, hasta que un día pueda voltear atrás y mirar que he ido extendiéndolas
un poco más allá.
Después de todo,
huir hacia adelante es una forma de evitar la desesperación, o cuando menos de
encausarla en algo que puede contactarnos con la pasión y la rebeldía de seguir
hacia adelante por más que esa ruta parezca imposible. Me gusta esta idea mucho
más que la de la mera superación, porque nos muestra los claroscuros de ir más
allá de nuestros propios límites. No deja de ser una forma de huir, y por tanto
no deja de ser una forma de vivir el miedo. Puede convertirnos en el prota del
anime o en los demonios. La elección de ambos es una huida hacia adelante:
Tanjiro se convierte en cazador de demonios y entrena para enfrentarse a sus
duelos, para poder sentirse un poco menos impotente frente a su propio
sufrimiento; y los demonios elijen serlo para huir de la muerte y de la decadencia
y el sufrimiento de sus vidas humanas.
La vida suele ser
más compleja que los animes. Todos tenemos un poco de Tanjiro y un poco de los
demonios. La pregunta es qué hacemos para acercarnos a un extremo u otro, o si
decidimos ser prudentes y recalcular cuando el camino se vuelve peligroso. A mí
siempre me ha atraído más huir hacia adelante que la prudencia de cambiar de
camino. Más de una vez me acercado más al lado oscuro que a la luz. Por eso me
gusta haberme encontrado a Tanjiro, porque me recuerda que para huir hacia
adelante es importante mantener el contacto con nuestra propia sensibilidad y no
perder de vista a los otros.
Hay algo profundamente
existencial en la cosmovisión de Demon Slayer y creo que podríamos hacer todo
un análisis de él, pero por hoy quiero quedarme con un par de preguntas: ¿qué
hacemos para enfrentarnos a nuestros propios demonios?, y ¿podemos huir hacia
adelante sin negar nuestra propia humanidad?
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