¿Qué es la terapia existencial fenomenológica?

    Podríamos responder a esa pregunta diciendo que se trata de una terapia basada en la fenomenología existencial hermenéutica. Podríamos también pasar a explicar qué significan esas tres palabras raras, pero como no quiero escribir una entrada demasiado académica, quiero dirigirme hoy no a quien esté interesado en estudiar esta perspectiva, sino a quien está considerando la posibilidad de tomar este tipo de terapia. Tal vez alguien te pasó una tarjeta o el número de teléfono de un terapeuta existencial. Quizás incluso llegaste a mi página y le diste click por curiosidad, y ahora mismo te estás preguntando qué es eso de la terapia existencial y qué es lo que la hace distinta de otras terapias.

    Lo primero que podríamos decir es que se trata de un modelo filosófico más que psicológico, y eso nos hace un poco raros en el buen sentido. A diferencia de otras terapias, a nosotros no nos interesa hacer un diagnóstico para luego ofrecerte un tratamiento que te cure de algún trastorno mental o algo parecido. Tampoco vamos a ofrecerte una psicoterapia comprobada científicamente. Ya sé lo que estás pensando, esto no parece empezar muy bien. Si no hacemos nada de eso, ¿por qué querrías tomar terapia existencial? ¿Acaso no nos convierte eso en una pseudociencia?

    La terapia existencial no es una pseudociencia, por varios motivos, pero déjame quedarnos en los más simples. El primero es que nosotros no hacemos nada científico. No tenemos ninguna pretensión de estarlo haciendo. Es más, ni siquiera consideramos que lo que hacemos sea una psicoterapia. Nuestras bases teóricas son más bien filosóficas. Entendemos la terapia como una forma de acompañamiento cuidadoso, y como una forma específica de conversación. Esto nos lleva al segundo: nosotros no prometemos ningún tipo de cura milagrosa ni nada que se le parezca.

    Lo que sí podemos ofrecerte es un espacio seguro, donde puedas sentirte con la libertad de decir lo que quieras sin que nada de lo que digas sea usado de ninguna manera en tu contra. Si deseas hablar de lo más importante en tu vida, tus miedos, tus deseos, tu pasado, tus planes a futuro, tus problemas, tus emociones, tu sufrimiento, tus relaciones personales, tu trabajo, las cosas que te apasionan, o sobre cualquier otro tema, es bienvenido. Si deseas quedarte en silencio o rechazar hablar sobre un tema, también es bienvenido; no vamos a tomar eso como una señal de “resistencia al tratamiento”. Puedes también hablar de aquellas cosas que prefieres no contarle a nadie más: que usas drogas, que quieres matar a alguien, que has pasado por un momento traumático, que tienes ganas de suicidarte, que has sido violento con alguien, que deseas cosas rechazadas socialmente, etc. No somos la policía. Aquí nadie va a intentar internarte en un hospital psiquiátrico en contra de tu voluntad, ni va a llevarte al MP. Que los criterios morales de tu terapeuta no sean iguales a los tuyos es visto aquí como una diferencia de valores, ideas y creencias, no como una patología o un crimen. Allá afuera, puede que eso sea visto como una enfermedad o un delito. Aquí adentro, si lo vemos así, nuestra tarea es dialogarlo, no imponer nuestra visión sobre la tuya.

    La tarea de un terapeuta existencial es intentar acercarse tanto como pueda a comprender tu experiencia de vida. Nos interesa saber cómo vives, qué piensas, cómo te sientes, a qué cosas le otorgas valor, cuáles son tus creencias, cuáles son tus deseos, cómo te percibes a ti misma, qué tipo de persona quieres ser, cómo te relacionas con los otros. Creemos que si logramos acercarnos juntos a ello, podremos tener un panorama más amplio de tu vida, de tus posibilidades, de tus limitaciones, y que eso puede ayudarte a ver qué cambios son posibles, cuáles son deseables, cuáles son inevitables, de qué manera enfrentarte a ellos, y eso podría ayudarte a solucionar algunos de tus problemas, aliviar tu dolor, o incluso ayudarte a salir de una situación difícil. Reconocemos, sin embargo, que hay cosas con las que vamos a tener que aprender a vivir porque desafortunadamente no tienen una solución.

   Podemos también ofrecerte una relación distinta a la que tienes con otras personas en tu vida, porque queremos dejar siempre abierta la posibilidad de hablar de la manera como nos estamos relacionando. Creemos que darnos cuenta de qué hacemos para crear un espacio seguro, para generar un ambiente de respeto y confianza, para permitirte expresarte, o por el contrario, para distanciarnos a ratos e incluso enojarnos, puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestras reacciones, de qué hacemos para construir juntos un ambiente cómodo o incómodo. Hablo en plural, porque reconocemos que como terapeutas también tenemos un papel en eso: a veces hacemos bien las cosas y a veces nos equivocamos. Lo que esto puede permitirte es analizar la manera como te relacionas con otras personas, qué necesitas de los otros y qué necesitas hacer tú para sentirte cómoda con otras personas, poner límites, enfrentar los conflictos, permitir el diálogo, abrir la comunicación, etc.

    Por supuesto, te ofrecemos honestidad. Habrá ocasiones en que tal vez quieras conocer nuestro punto de vista o algo acerca de nosotros. No vamos simplemente a negarte esa información ni a interpretarlo como una desviación del tema o como resistencia. Lo que sí vamos a hacer es contestar de la manera más honesta posible, siempre tomando en cuenta que la honestidad y la crueldad son dos cosas distintas, y preguntarte qué te parece lo que te compartimos.

    La terapia existencial busca ser un espacio seguro, abierto al diálogo, donde puedas descubrir quién eres, donde tu terapeuta sea también otro ser humano, y donde tus decisiones y tu autonomía va a ser respetada. No podemos prometerte que nunca vamos a juzgarte, pero sí que si nos notamos haciéndolo vamos a cuestionarnos seriamente por qué lo estamos haciendo, porque estamos convencidas de que no somos dueñas de la verdad. Queremos ofrecerte un sitio abierto a la diversidad y a la diferencia. Un lugar donde podamos hacer una pausa, hacernos preguntas, donde la persona más importante eres tú, donde tu terapeuta no sea un juez, ni un médico, ni un policía, sino otra persona, dispuesta a escucharte, a acompañarte en los momentos felices y a bajar hasta el mismísimo infierno si es allí donde te encuentras en ese momento.

Comentarios

Entradas populares