Elementos básicos de un ensayo
Desarrollo
Un texto (casi)
nunca se escribe en el orden en el que finalmente llega a nosotros como
lectores. De hecho, para escribir esta entrada fui redactando sección por
sección, en un orden muy distinto al resultado final, saltándome algunas partes
a las que luego regresaba. Y aunque puedes empezar a escribir por donde
quieras, mi sugerencia es que comiences en algún punto del desarrollo, en vez
de hacerlo por la introducción, y que escribas de acuerdo con lo que vayas
pensando, sin importar si esto implica saltarte algunas secciones enteras del
texto (especialmente si se trata de un escrito largo, como una tesis). Para
esto va a ser importante que vayas leyendo constantemente lo que escribes, para
poder ir ordenando y acomodando los párrafos de forma coherente; esto lo veremos en “Cómo hacer que una serie de párrafos se conviertan en un ensayo”.
En el desarrollo,
los puntos más importantes a considerar son los siguientes:
- ¿Cuáles son los elementos que debería llevar tu texto?
- Pueden ser un requisito, por ejemplo: marco teórico, citas, metodología, etc. Asegúrate de que todos ellos estén presentes.
- ¿Cuáles son las ideas principales y las ideas secundarias?
- ¿De qué manera se relacionan y complementan entre ellas?
- ¿Hay alguna contradicción? ¿Cuál? ¿De qué manera puedes resolverla?
- ¿Qué autor o autores han trabajado con esos conceptos?
- ¿Hay algo de ellos que puedas usar para citarlos, respaldar tus argumentos o parafrasear?
- ¿Hay alguna idea suya que quisieras presentar en tu texto?
- ¿En qué estás de acuerdo con ellos y en qué no?
- ¿Qué puedes aportar tú con lo que estás escribiendo?
- Puede ser una forma distinta de decirlo, tu opinión informada y argumentada, una defensa de un tema, una solución a un problema, entre otros.
Hay varias formas de abarcar todo lo anterior, dependiendo del tipo de texto y del objetivo que tengas en mente. A mí me gusta pensarlo en términos de las acciones o verbos al escribir, y aunque hay más, creo que los siguientes pueden ser una buena base:
- Describir: presenta las ideas o el problema en sí mismos, dando detalles, usando adjetivos y adverbios, respondiendo al qué y al cómo, buscando clarificar.
- Analizar: detente en los detalles, en los significados, en el proceso de cómo una cosa llegó a ser tal y como es.
- Argumentar: defiende tus propias ideas, cuestiona las ideas contrarias, adelántate a las posibles objeciones de tu lector, usa datos y citas para respaldarte.
- Definir: toma un concepto y delimítalo, aclara cuál es el sentido en que vas a emplearlo a lo largo del documento.
- Ejemplificar: usa ejemplos para clarificar las ideas que estás presentando, puedes tomarlos de una experiencia personal, una teoría, un video, una conversación, o inventarlos.
- Resumir: sintetiza en tus propias palabras las ideas de otro autor, o resume tus propias ideas para hacer una conclusión, abstract o introducción.
Esta es la parte
del texto que más variaciones puede tener, dependiendo del tipo de documento
que estés escribiendo, por lo que es importante que recuerdes revisar que tu
trabajo tenga todos los requisitos necesarios. Tener tu lista o esquema a la
mano puede ser de gran ayuda. Volveremos a hablar más acerca de cómo elaborar
el desarrollo de tu escrito en otras entradas.
Conclusión
Una vez que has terminado de escribir el desarrollo, es momento de volver a leerlo y redactar una conclusión o cierre, que dependiendo de la extensión del texto puede ser de uno o dos párrafos o abarcar una o dos cuartillas; su extensión es proporcional a la introducción, ya que es su contraparte. Hay distintas maneras de concluir o cerrar un escrito:
- Si tu objetivo es reportar una investigación realizada por ti, entonces en la conclusión deberás retomar los resultados, hablar de las limitaciones de la investigación y proponer nuevas líneas para seguir investigando el tema.
- Si uno de tus objetivos principales es dar tu opinión informada sobre un tema, entonces tu conclusión deberá retomar los puntos más importantes (hacer un pequeñísimo resumen) y además puedes hacer un comentario final.
- Si tu objetivo principal es resolver un problema, la solución que hayas propuesto tiene que formar parte de conclusión y puedes convocar al lector a aplicarla.
- Si tu objetivo es principalmente argumentativo y quieres defender o criticar una postura, entonces tu conclusión además de presentar un resumen de tus argumentos tiene que buscar ser convincente.
- Si el punto fuerte de tu texto es la exposición de un tema, entonces un buen camino sería resumir los puntos importantes, destacar la utilidad o la importancia del tema, y puedes además dar una opinión o dejar abierta la posibilidad de seguir indagando en el tema.
Una buena
conclusión puede darle muchísima fuerza a cualquier texto o puede hacer que se
caiga por completo; nuestro objetivo es quedarnos en algún punto intermedio.
Puede ser muy tentador buscar la manera perfecta de cerrar el texto o darle
demasiado énfasis a la conclusión, pero si no tenemos cuidado podemos acabar cometiendo
errores importantes y dar la impresión de que nos interesa más la retórica que
el contenido. En mi opinión, esta es la parte del texto que más depende del
estilo personal del escritor y me ha sido la más difícil de aprender a
redactar, por lo que quiero dejarte algunos tips que me han servido:
- No tengas miedo de usar frases cliché como “en conclusión”, “para terminar”, o “en resumen”. Si son frases tan usadas es precisamente porque te permiten cerrar un texto de manera fácil, práctica y segura.
- En un artículo, proyecto de investigación, tesis o monografía, usa siempre conclusiones simples y claras. Este tipo de textos requieren de un estilo más técnico y menos retórico; es decir, enfócate en presentar la información, convence al lector con datos y no busques apelar a sus emociones.
- Una vez que hayas dominado este tipo de conclusiones, puedes experimentar con algunas de las siguientes estrategias para tus ensayos:
- Termina con una pregunta, ya sea dirigida al lector o a ti misma.
- Termina citando una frase poderosa.
- Haz una pregunta en la introducción y retómala en la conclusión.
- Comienza con una anécdota o ejemplo en la introducción dejándola a medias, desarrolla el tema, y cierra terminando de contar la anécdota o el ejemplo.
Una introducción
sirve para darle al lector una idea general sobre lo que puede encontrarse en
el texto, así como para plantear el problema o el tema que vas a abordar. Si
estás escribiendo un ensayo, un artículo o un texto corto, tu introducción
debería tener uno o dos párrafos como máximo; y si estás escribiendo un
proyecto de investigación, monografía o tesis, querrás dedicar un capítulo de
una a dos cuartillas para hacer la introducción.
Por lo general,
no es lo más recomendable comenzar escribiendo la introducción, sino dejarla
para el final. Aunque también podrías escribir algo muy general como
introducción para orientarte a ti misma en el texto y luego volver a
reescribirla o modificarla cuando hayas terminado de redactar el resto.
Una buena forma de escribirla es volver al mapa, esquema o lista que hicimos antes y destacar lo más importante. Además de eso, te propongo una serie de preguntas que una buena introducción debería contestar:
- ¿Cuál es el tema principal o problema?
- ¿Qué ideas principales podemos encontrar en el texto?
- Si se trata de una investigación:
- ¿Qué métodos empleaste para reunir y analizar la información?
- ¿Cuál es tu población?
- ¿Qué te llevó a hacer esa investigación, por qué es importante hacerla?
Si quieres hacer un ensayo con un estilo un poco más libre, te recomiendo en cambio experimentar con algo como:
- Comienza con una anécdota o ejemplo que presente el problema que vas a abordar.
- Haz una pregunta directamente al lector.
- Haz una afirmación o negación controvertida en una oración muy breve y luego comienza a desarrollar tu postura - puedes continuar haciéndolo en el desarrollo y retomarlo en las conclusiones.
Abstract/Resumen
El abstract o
resumen es un párrafo que se coloca después del título y que describe
brevemente todo lo que el lector puede encontrar en el texto; suele usarse
principalmente en artículos científicos y no es necesario que lo coloques en un
ensayo. Por lo general aparece escrito tanto en inglés como en el idioma
original del artículo, y en Latinoamérica es común encontrarlo en inglés,
español y portugués.
Piénsalo como una
cortesía que tienes con tus posibles lectores. Por lo general, cuando estamos
buscando referencias para un trabajo de investigación tenemos que revisar un
montón de artículos y tenemos poco tiempo para detenernos a leerlos todos
cuidadosamente, por lo que la mejor estrategia es hacer una lectura superficial
para separar los artículos que nos pueden ser útiles de los que no. Aquí es
donde entra el abstract, porque nos permite saber si la información que
buscamos se encuentra en ese artículo o no. Y aunque el resumen pueda servirnos
para atraer a posibles lectores, es importante que recordemos que se trata de
darle información y no de convencerle de seguir leyendo.
Existe un consenso general de sus características:
- La palabra “abstract” en la versión en inglés, y “resumen” en la versión en español; ambas versiones deben llevar el mismo contenido.
- Una longitud entre 150 y 250 palabras, en un solo párrafo.
- Puntualizar cuál es el tema o problema investigado, cuál fue la población, qué métodos se usaron para recolectar y analizar la información, cuáles fueron los resultados, y cuáles fueron las principales conclusiones.
Además, el
abstract suele ir acompañado de 5 palabras clave, que es el nombre que le dan
los investigadores y los académicos a los hashtags. La única diferencia es que
no llevan el signo # antes, pero la función que cumplen es idéntica.
Título
El título es lo último que se escribe porque tiene que darnos una idea general tanto del contenido como del estilo del texto. Si no sabes muy bien qué título ponerle a tu trabajo, aquí hay algunas ideas que pueden ayudarte:
- Lee en voz alta todo el texto, en caso de ser posible, antes de decidirte por un título.
- Usa títulos breves, de menos de diez palabras y nunca más de quince.
- Usa un título que describa tu trabajo o la idea principal detrás de él.
- Busca un equilibrio entre ser demasiado específico y ser demasiado general.
- Por ejemplo, para la entrada que titulé “El problema del suicidio” un título demasiado general sería “El suicidio” y uno demasiado específico sería “El suicidio como un problema en el sentido de ser una pregunta”.
- Usa títulos más largos y específicos para artículos y tesis, y títulos breves para ensayos.
- Usa un título simple, sencillo y directo para un texto escrito de esa forma, y un título creativo, espontáneo, provocador o artístico para un texto menos académico y con un estilo más libre
- No uses las palabras “artículo”, “ensayo”, “tarea”, “tesis” en tu título.
- Tampoco uses el nombre de la materia.
- “Ensayo final de [inserte nombre de la materia]” es un buen nombre para el archivo de Word y un mal título para el ensayo.
- Puedes usar una pregunta como título si tu texto responde directamente a ella.
- Solo cuida que no sea la indicación de la tarea o ensayo.
He intentado abarcar las principales características de cada una de las partes del texto, y quisiera terminar la entrada de hoy haciendo algunas aclaraciones. Las sugerencias sobre qué hacer en cada parte que te he dado son una guía que puede servirte sobre todo al inicio. Una vez que has logrado dominar estos aspectos básicos, te recomiendo que comiences a experimentar con tus propias reglas y a ver cuáles te funcionan mejor a ti; solo recuerda que para poder romper las reglas es necesario conocerlas primero. Si te gustaría que tocáramos un poco más este tema, tienes alguna duda sobre lo que hemos abordado hoy, necesitas un ejemplo más concreto de alguna parte o tienes cualquier pregunta, no dudes en dejar un comentario.
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