Métodos para organizar las ideas antes de escribir

    Hay dos formas de empezar a escribir un texto. La primera de ellas es sentarse frente a un procesador de textos o página en blanco y comenzar a escribir lo que sea que te venga a la mente, siguiendo el hilo de tus propias ideas. Esto tiene como ventaja que no necesitas dar un paso extra en el proceso, pero tiene varias desventajas, ya que podrías no tener muy claro por dónde quieres llevar el texto y bloquearte en algún punto, y además implica que vas a tener que reescribir constantemente y revisar el texto para darle forma más adelante. La segunda es tener un esquema previo de lo que quieres decir en tu ensayo, que tiene la ventaja de que te permite organizar tus ideas antes de empezar a escribir, con lo cual es menos probable que olvides algo importante, y la desventaja de que añade un paso extra. Hoy vamos a hablar de esta segunda forma.

     Antes de entrar en los métodos per se, quiero proponerte una lista de preguntas que me parece importante contestar mientras haces tu esquema:

  • ¿Por qué estás escribiendo este texto? 
    • ¿Es un texto que va a leer un profesor, que tiene una calificación, que es parte de un proyecto de investigación, que tendrá varios lectores o que escribes sólo para ti? Esta es una pregunta fundamental para elegir el estilo (que veremos en otra entrada) pero también para saber qué elementos necesita tener tu ensayo: citas, referencias, argumentos, paráfrasis, etc. 
  • ¿Cuál es tu tema?
    • ¿Qué temas se relacionan? ¿Podrías complementarlo con alguno de ellos?
  • ¿Cuáles son los puntos que quieres abordar de ese tema? 
    • ¿Qué puntos o aspectos son los más importantes y cuáles son los menos importantes? Esto va a ayudarte a distinguir entre las ideas principales y las ideas secundarias. 
  • ¿Cuál es tu objetivo? 
    • Ejemplos: hacer una revisión bibliográfica de qué se ha escrito alrededor de tu tema, exponer un tema, exponer una teoría, dar tu punto de vista, analizar una situación, profundizar en un tema, dar una introducción a un tema, etc.
  • ¿Hay alguna idea o punto de vista que te interesa defender?
  • ¿Hay alguna idea o punto de vista que te interesa criticar o cuestionar? 
    • ¿El objetivo de tu texto es este?
    • ¿Te desvía de tu objeto principal o lo complementa? 
    La mejor forma de ir contestando esas preguntas es con un procesador de textos (Word, las Notas de tu celular, apps como Notability, etc.) abierto o una hoja y una pluma. A mí me gusta usar dos métodos distintos dependiendo de si estoy usando un procesador de textos o papel, por una cuestión de comodidad, pero lo cierto es que puedes hacerlo como quieras. El primero consiste en hacer una lista y el segundo en hacer un esquema. 

    Para poder ejemplificar estos métodos, voy a usar como ejemplo un texto de este blog, titulado “El problema del suicidio”.


Lista de puntos importantes 

    Como su nombre lo dice, este método consiste en hacer una lista de todos los puntos importantes y elementos que quieres que estén presentes en tu texto. Yo prefiero usar casi siempre un procesador de textos cuando hago una lista, porque nos permite algo que en el papel es imposible, que es añadir cualquier cosa a la lista sin importar si queremos ponerlo en medio de lo que ya habíamos escrito y cortar y pegar los elementos de la lista para reorganizarlos.

    Al hacer esta lista no es necesario que contestes a las preguntas en orden, pero sí es importante que las tomes en cuenta. Lo que yo hago es ir escribiendo todo lo que se me ocurre, luego revisar si ya contesté a todas esas preguntas o si tengo ya todos los elementos importantes, y luego reordenar mi lista en el orden en el que quiero que aparezcan las ideas en el texto -a veces me salto este paso y dejo que el orden vaya surgiendo conforme lo considere necesario. Muchas veces sigo agregando cosas a la lista mientras voy escribiendo, como un recordatorio de que quiero abordar ciertos subtemas o de lo que se me va ocurriendo. No siempre todo lo que puse en mi lista aparece en el texto, porque a veces me doy cuenta de que había cosas que no eran realmente importantes o que es mejor dejar de lado. 

    Un ejemplo de una lista de puntos importantes sería:

  • Discusión de Facebook
    • Pregunta ¿El suicidio es un problema o una solución?
  • Cita de Camus (El mito de Sísifo) 
  • El suicidio como problema/pregunta 
  • Mitos y tabúes 
    • Depresión 
  • Visiones distintas  -> Bauzá
  •  Derecho al suicidio -> Szasz 

    La lista que incluí como ejemplo no está todavía ordenada, sino que esas ideas aparecen en distintos momentos del texto. El orden original viene a partir de un evento que me hizo pensar en escribir el texto (una discusión de Facebook en una página de psicólogos), y de ahí una lista de ideas que se me ocurrían a partir de ello.  Si nos vamos a ver cómo incluí todas estas ideas en la entrada, podemos observar que hice lo siguiente:

  • Colocar una cita al inicio 
    • Esto funciona cuando la cita está directamente relacionada con el resto del texto, de forma que el resto del escrito es una respuesta a esa cita
  • Empezar con un ejemplo o anécdota 
    • Esto es un recurso narrativo para introducir el tema del ensayo/entrada
  • Presentar el problema, en este caso el tabú del suicidio y los mitos que existen alrededor de él
  • Presentar visiones alternativas para ver el suicidio
    • No busqué resolver el problema, sino simplemente presentar propuestas alternativas frente a lo que me parece un problema demasiado complejo para resolver en dos cuartillas
  • Concluir sin concluir
    • Termino el texto con una reflexión personal, sin dar conclusiones sobre el tema, permitiendo que el texto se cierre y regresando a la idea principal que presenté al inicio (a esto último se refiere la expresión “texto redondo”)
    • Esto es una decisión de estilo y no es algo recomendable en todos los casos
  • Referencias
    • Al usar citas y referirme al trabajo de otros autores, decidí colocar al final todas las referencias que usé empleando el formato APA

    Eso es una forma de estructurar el texto a partir de una introducción, un desarrollo y un cierre. No es la única manera de darle forma a un escrito, pero sí la más fácil y la más recomendable para cualquier texto no literario. La siguiente semana hablaremos más a detalle de esto.


Esquemas y mapas conceptuales o mentales

    Si tienes poca prisa, no sabes qué escribir, o tienes delante un proyecto más grande, este segundo método te va a ser muchísimo más útil. Básicamente consiste en hacer un esquema con las ideas principales y secundarias que muestre las relaciones entre ellas. Puedes usar cualquier tipo de esquema que te guste o con el que te sientas cómoda.

    A mí me gusta empezar como si estuviera haciendo un mapa mental, colocando el tema en el centro de la hoja y rodeándolo con un círculo. Después me gusta ir escribiendo palabras sueltas y frases, siguiendo ya sea un orden en el sentido de las agujas del reloj o no usando ningún orden en absoluto. Mientras voy haciendo esto, voy colocando flechas que muestren las conexiones que hay entre las ideas o palabras que coloqué -muy rara vez uso dibujos, pero es una posibilidad. También puedes usar distintos colores, subrayar, tachar, o resaltar de cualquier manera algunos conceptos clave.

    Hacer este ejercicio antes de sentarse a escribir, e incluso tenerlo a la mano durante, tiene como objetivo organizar tus ideas y poder visualizar la forma como los conceptos se relacionan entre ellos, así como plantear distintos caminos que puedes tomar en el texto. Muchas veces solemos dar por hecho que sabemos lo que queremos escribir, sólo para darnos cuenta mientras tecleamos de que no es así. Mapear o esquematizar tus ideas puede ayudarte a clarificarlas además de que es una buena forma de superar los bloqueos en la escritura (cuando queremos escribir algo pero nos quedamos en blanco).

    Yo prefiero hacer esto con lápiz y papel, pero para el ejemplo usé Notability: 


    La estrella amarilla representa una idea importante, en este caso la pregunta de la que surgió la idea de escribir la entrada. El diálogo verde me recuerda que la postura de Bauzá puede ayudarnos a abrir el diálogo por considerar múltiples puntos de vista. La flecha y el subrayado en azul indican que voy a tomar la postura del suicidio como un problema en el sentido de que se trata de una pregunta.

    Este es un esquema muy simple y “limpio”, pero puedes hacerlo tan amplio como sea necesario; incluso podrías hacer un borrador y luego pasarlo en limpio si así lo consideras.

 

TIP: Lo más importante de estos esquemas es su flexibilidad, por lo que puedes adaptarlos para que te funcionen a ti. La flexibilidad al cambiar nuestras ideas y el orden en el que las exponemos en un texto es importantísima. La idea de hacer estos esquemas es poder relajarnos y dejar de preocuparnos por si hay algo que se nos está olvidando escribir; si lejos de esto hacer esquemas o listas te genera una sensación de incomodidad y te hace más difícil el proceso de escritura, intenta adaptarlos y/o buscar otras estrategias, como tomar notas de voz, dibujar, o escribir directamente.

 

Eso cubre nuestro tema de hoy. Si tienes alguna duda, comentario o sugerencia, no dudes en usar la sección de comentarios. 


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